Sesión 2: Vinculando la evidencia de bienestar a lo largo del ciclo de políticas y en diferentes horizontes de tiempo: desde la visión a largo plazo hasta la planificación, el presupuesto y la acción La realineación de los esfuerzos de las políticas nacionales para lograr el bienestar requiere más que una mejor medición: exige un enfoque de gobierno más coherente y coordinado, que garantice que todos los departamentos, niveles y territorios trabajen hacia un objetivo común. Un primer paso hacia esto es producir una visión pública de desarrollo nacional o prioridades de bienestar, idealmente reflejando los puntos de vista de una amplia gama de partes interesadas, incluida la sociedad civil. Muchos países de ALC hacen esto regularmente a través de sus Planes Nacionales de Desarrollo, que en los últimos años han incorporado cada vez más aspectos sociales, ambientales y de equidad, junto con los objetivos macroeconómicos tradicionales. Además, reflejando el hecho de que mejorar el bienestar y garantizar su sostenibilidad es un desafío intergeneracional a largo plazo, algunos países están produciendo visiones a más largo plazo sobre cómo quieren que se vean sus sociedades dentro de 20 o incluso 30 años. La Agenda 2030 de la ONU también proporciona un marco global importante a largo plazo, y la mayoría de los países de la región se han esforzado por alinear su planificación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, si bien las visiones a largo plazo y la planificación a mediano plazo centradas en el bienestar y la sostenibilidad representan declaraciones valiosas de las prioridades del gobierno (o, idealmente, de la sociedad), a menudo no alcanzan su potencial para coordinar la acción entre sectores, plazos y diferentes etapas del ciclo de políticas públicas. Por ejemplo, uno de los pasos más significativos en el proceso de formulación de políticas (presupuestación y asignación de recursos) a menudo se lleva a cabo en completa desconexión de las prioridades de planificación a largo y mediano plazo. Este es el caso en América Latina, pero también en otras partes de la OCDE. Hay muchas razones para esto, incluido el hecho de que la elaboración del presupuesto generalmente se lleva a cabo en un marco de tiempo diferente (anual), con un enfoque en programas y productos en lugar de resultados sociales, y utilizando métodos de priorización que no dan importancia a la evidencia de bienestar. Además, cuando existe una desconexión institucional entre los departamentos que dirigen la planificación y los marcos de bienestar y los Ministerios del Tesoro o Finanzas que gestionan el proceso presupuestario, hay pocos incentivos para cambiar los procesos establecidos. Sin embargo, no tiene por qué ser así, y varios países de la región y de otros lugares están haciendo esfuerzos para garantizar que la evidencia de bienestar informe la toma de decisiones a lo largo del ciclo de políticas. Esta sesión explorará algunos de estos ejemplos, abordando algunas de las siguientes preguntas clave: - ¿Cómo pueden los gobiernos vincular mejor los procesos intermedios, como la elaboración de presupuestos y el seguimiento y la evaluación del desempeño de los programas, con resultados sociales de mayor nivel expresados en planes a mediano plazo y visiones a largo plazo para mejorar el bienestar y la sostenibilidad? ¿Cuáles son los principales desafíos que deben superarse? - ¿Qué innovaciones institucionales y operativas pueden ayudar a incorporar enfoques de bienestar y sostenibilidad en todo el ciclo de políticas? - ¿Cuál es el valor de tener una visión social a largo plazo para el bienestar y la sostenibilidad? ¿Puede mantenerse a lo largo de los ciclos electorales? - ¿Las crisis, como la pandemia de COVID y la guerra en Ucrania, presentan más una oportunidad o una limitación para implementar enfoques de bienestar en las políticas?